LOS BAÑOS DE SAN JOSE


MINA MARIA EN GILICO


Gilico es uno de los entornos más pintorescos de Cehegín. Ya en el siglo XVII Martín de Ambel nombraba el termino de Villares y Gilico, describiendo un paraje natural amplio de pastos y agro de secano.
Hoy día Gilico es una zona de explotación minera y sendas de tierra que conducen a algún caserío decimonónico abandonado, sendas habituales para muchos de los aficionados al senderismo y la bicicleta de montaña.
Pero Gilico fue ya habitado por civilizaciones antiguas, tanto en Gilico como en el paraje de Cañada de los Brazos, se encontraron hallazgos arqueológicos con materiales que probaron la existencia de distintos hábitats y villas.
En el camino a Gilico, aunque en la zona perteneciente al municipio de Calasparra, quedan unas construcciones correspondientes a Baños de Gilico. Conocidos también como Baños de San José, la razón de estos baños se encuentra en una fuente natural de agua a la que se llegaron a atribuir propiedades curativas extraordinarias. Esta fuente podría haber sido conocida ya por los antiguos romanos.
Aunque hoy día los Baños de Gilico son tan sólo una granja ganadera, durante muchos años fueron utilizados para hacer parada y fonda por muchos ganaderos y viajeros. Fueron abandonados a mediados del pasado siglo XX.
El antiguo poblamiento romano de la zona nos lleva a pensar que la línea histórica del entorno no debió ser muy distinta de la del resto del municipio de Cehegín. Tras la población romana y quizá visigoda llegaría la despoblación de época árabe y la repoblación a partir del siglo XIII pero, más acusadamente, en el siglo XVI y XVIII, momentos históricos en los que estas tierras eran ya ámbitos pacíficos que habían abandonado los momentos más críticos de un Cehegín demasiado cercano a la frontera del reino nazarí de Granada.
Sin embargo, además de los grandes campos agrícolas de ese Villares y Gilico que nombra Ambel, y las zonas de pasto, esta geografía no ha sido nunca un ámbito de densa población y en 2008 apenas se registran 4 habitantes empadronados. Gilico ha continuado, a lo largo de los siglos, su vocación de ser paraje y lugar de paso que aun conserva una agricultura de secano y unos ámbitos de minería de hierro que han interesado a lo largo de centurias