Las viviendas ya no tienen la capacidad que tenían en tiempos de nuestros abuelos y cada vez son más los que se niegan a pasar las navidades metidos en la cocina o haciendo camas para los tíos, primos o abuelos y optan por descansar y disfrutar de los suyos. La decisión de pasar las vacaciones con la familia, pero en un casa rural, se afianza como una alternativa válida ya no sólo para el Fin de Año, sino también para Nochebuena.
Los pueblos se preparan para recibir cada año a un mayor número de visitantes y, pese al intenso frío o a las pocas horas de luz, aprovechan estas fechas para exhibir su oferta. Los museos y recursos turísticos que atesoran los municipios se preparan para recibir a los visitantes con horarios adaptados al invierno.