Taberna del Pedro de la Pichoncha

Cantina del Casino año 1954



Existen otros lugares ya clausurados, incluso con otros usos, que desde muy principios del siglo XX, ofrecían servicios de hospedaje comidas y algo de bar para sus clientes, como lo fue la “Fonda de Mellado” en el año de 1910, y otra de las primeras casas de comidas que ofrecían también paralelamente servicio de bar, fue, en la posguerra, “Casa Comidas Juan el Manco” en la actual calle Picasso.
En los años siguientes a la guerra, empiezan a surgir bares y tabernas por todo el pueblo y en otras zonas, como bien dejan constancia de sus anuncios en los antiguos libros de fiestas de los 40: “Taberna del Roque” en la calle Mayor de abajo, “Taberna del Chaparro” en la calle Regino Lorencio, “Taberna de Martín”, o, “de la puñalá”, por haber sufrido un altercado en aquél lugar provocado en el calor del vino, también en Regino Lorencio”, “Café Bar Las Maravillas” en Avda José Antonio, hoy calle Convento, “Sotanillo de Juan Pepe” al principio de la calle Poniente, “Bar Santos” en cuesta del Parador, “Taberna del Cantón”, “Bar Juan Antonio” en la misma calle y, sin olvidarnos, de los buenos servicios que siempre dio a todas las distinguidas clases sociales de Cehegin, la “Cantina del Casino”, o, “Repostería el Casino”, regentada ya en los años 50 por Pedro Martínez, “Pedro el del Casino”.
Vamos a retomar la Cuesta del Parador para reforzar un poco esta céntrica zona con, “La Posada de Chaparro” de principios del siglo XX en la esquina con C/ Ginés de Paco, y junto a esta, “Fonda la Española”, de la misma época y, donde llegaron a pernoctar, Lola Flores y Manolo Caracol, disfrutando de buena comida y unos tintos, servidos en el bar que la fonda disponía en sus bajos. Más tarde, esta Fonda pasaría a otro propietario y con otro nombre, “Fonda del Correas”.
No debemos olvidar, que tanto las fondas como pensiones y casas de comida, solían dar casi siempre, un servicio de bar o tasca, pues era un complemento más para la subsistencia.
Y damos por acabado esta breve mención, pues hay muchos mas a los que en esta ocasión no nombramos, pero que dieron los mismos servicios en tiempo y forma que los que aquí mencionamos, y vamos a dejar la firma de tres nombres inolvidables: “El Bar la Parra”, “La Posá Manolo” y el incombustible centenario “Pedro el de la Pichoncha”.


Fuente: Francisco Ortega Bustamante