Pasadas las ruinas de la ciudad visigoda de Begastri, por un camino bordeado de Albaricoqueros, se llega al Escobar, pequeño caserío donde se encuentra el Restaurante La Almazara.
Ocupa el espacio de un antiguo molino de aceite del que se converva las zafras grandes y chicas, las cántaras metálicas, el molino que reemplazó a las piedras y demás maquinaria. Zócalo de azulejo, suelo de barro tratado y paredes de tirolesa contrastan con las colañas del envejecido techo fruto de los vapores del proceso de elaboración del aceite.
Su cocina es el resultado de una delicada elaboración realizada por el personal con todo el cariño, esmero e ilusión que la cocina de esta tierra merece.

De esta destacamos el foie de pato con queso caramelizado, pulpo al vino, la renombrada paletilla de cabrito al horno, así como los exquisitos arroces de la tierra de Calasparra.

Mención especial merece el menú degustación, un total de seis platos más un postre de lo mejor de la cocina del momento