Dada la gran afición que imperaba en los vecinos de la localidad, en el año 1900, el entonces alcalde de Cehegín D. José Navarro, proyectó la construcción de una plaza de toros, que se pudo llevar a cabo mediante acciones y aportaciones personales. Y fue el día 14 de septiembre de 1901 cuando se celebro la inauguración de nuestro celebre coso taurino.

Cehegín, ese día se viste de gala... Todo el pueblo quiere estar presente en esa fecha y la siguiente, para presenciar sus dos corridas de toros ... Hay alegría, hay orgullo en sus habitantes que tienen ya uno de los cosos taurinos mejores de España.


Y esas dos tardes la presencia de la mujer ceheginera da mayor realce y belleza a nuestra fiesta nacional.


Para la inauguración de nuestro celebre coso taurino, se anuncia a los matadores Villita y Guerrerito, con toros de D. Esteban Hernández (antes conde de la Patilla).


El primer espada anunciado no puede tomar parte y es sustituido por Jerezano.


El primer toro que piso la arena, se llamaba Morisco, era castaño, opinegro y tomó ocho varas, mató un caballo y fue su lidiador y como primer espada Guerrerito.


La segunda corrida fue al día siguiente, con este cartel : Toros de d. Jacinto Trespalacios, para los diestros Guerrerito y Machaquito.


Nuestro coso taurino y al correr de los tiempos se convierte en uno de los mas importantes de nuestra nación, lo que hace que por todas partes se hable ya de la plaza de toros ceheginera...



Nuestra ciudad ha sido y es una de las mas importantes de la geografía nacional en el aspecto taurino, ya que ha tenido y tiene mayor y mejor historia taurina de España, pues a través de los tiempos, por su coso taurino han desfilado las principales figuras del toreo de todas las épocas.

Nuestra ciudad era el lugar donde se daban cita los amantes a la fiesta de los toros y, de aquí, que de todos los pueblos vecinos acudiesen cientos y cientos de personas para presenciar las celebres capeas que se celebraban anualmente en nuestra localidad principalmente en el lugar conocido por el Mesoncico y la calle Mayor.

Las ventanas y balcones se convertían en palcos de preferencia y por esas calles y vecinas , los toreros con sus chaquetas y otras prendas, se convertían en lidiadores...

Mas tarde y cuando se terminaban las fiestas de la localidad, entonces una de las vaquillas toreadas en la plaza del Ayuntamiento, era guisada para que la pudiesen comer todos los habitantes de la población y cuyo primer plato se servía a la primera autoridad local...

Baile, canciones, jolgorio, imperaba en este día en que se ponía fin a nuestras fiestas...